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Negocios Libres o para alguna organización similar. Como tú y yo sabemos, los robots no tocan
tambores de guerra ni funden plomos de la paz, puesto que siempre son los principales
perdedores.
»Sólo nos quedan los mil setecientos veintiocho de Fa. Jim, lo primero que me dijiste de los
arcturianos fue que eran bípedos hexadáctilos. Seis dedos en una mano significan doce en las
dos. Y con una certeza mortal, los seres equipados de esta forma por la naturaleza utilizarán el
sistema duodecimal, el más conveniente por muchas razones. En el sistema duodecimal, «mil»
no es diez por diez por diez, sino doce por doce por doce. Exactamente mil setecientos
veintiocho en nuestro sistema decimal. Como habías dicho, un millar de la unidad en curso es el
precio de la vida de un ser. Alguien que reciba «mil» marcianos de oro de un arcturiano tendrá
mil setecientos veintiocho en su bolsillo según nuestra numeración.
»La cuantía de la bolsa de Fa me pareció un indicio inequívoco de que le pagaba el partido
belicista arcturiano. El hombre se debió sentir muy a gusto recibiendo esos setecientos
veintiocho de más. Un matón más experimentado se hubiese reído de la idea de sacar tajada de
una vulgar diferencia en los sistemas de numeración.
El Joven Capitán se tomó tiempo antes de contestar. Sonrió con incredulidad varias veces, y, en
una de ellas, movió la cabeza. Por fin dijo:
¿Y tú me empujaste a acusar sin más suposición que ésa?
Te sirvió, ¿o no? respondió con un guiño el Viejo Teniente . Y tan pronto Fa empezó a
confesar, debiste pensar que yo tenía razón sin ninguna posibilidad de duda. Los telépatas son
siempre veraces.
El Joven Capitán le miró con extrañeza.
¿No podría ser que, Sean... dijo lentamente , no podría ser que tú mismo fueses un
telépata? ¿Que sea ése el sistema de pensamiento extranjero que has estado estudiando con tu
docto brujo marciano?
Si lo fuese, lo diría... Se detuvo. Guiñó un ojo . ¿O no?
FIN
Título Original: Midnight in the mirror world © 1964.
Aparecido en The Mind Spider and Other Stories. 1961.
Publicado la Mente araña y otros relatos.
Traducido por Diorki
Edición digital de Sadrac. Octubre de 2002.
El número de la bestia
Me gustaría... dijo el Joven Capitán, jefe de policía de Chicago Alto, el turbulento satélite
colocado sobre el meridiano centro-oeste de la parte terrestre de la ciudad . Me gustaría que las
razas telepáticas de la galaxia no fueran siempre tan veraces y silenciosas.
¿Tus cuatro sospechosos son telépatas? preguntó el Viejo Teniente.
Sí. Y también me gustaría tener más de media hora para decidir a cuál he de acusar. Pero
Tierra ha metido la nariz en el asunto y está presionando. Si no lo puedo deducir razonando, lo
tendré que hacer a ojo. Me conceden solamente media hora.
En ese caso no deberías perderla con un viejo cascarrabias retirado como yo.
El Joven Capitán negó decididamente con la cabeza.
No. Tú piensas. Ahora tienes tiempo para hacerlo.
El Viejo Teniente sonrió.
A veces me gustaría no tenerlo. Y dudo poder darte alguna pista sobre los telépatas, Jim. Es
cierto que últimamente he estado estudiando por mi cuenta los sistemas de pensamiento
extranjeros con Kla-Kla el marciano, pero...
No he venido a ti en busca de un especialista en telepatía puntualizó el Joven Capitán
rápidamente.
Muy bien entonces, Jim. Tú sabrás lo que haces. Oigamos tu caso. Y ponme al corriente del
asunto. No estoy muy al tanto de las noticias.
El Joven Capitán le miró con escepticismo.
Todo el mundo en Chicago Alto ha oído algo del asesinato, cometido en la persona del
delegado del partido pacifista arcturiano, a menos de cien metros de aquí.
Yo no he oído nada dijo el Viejo Teniente . ¿Quienes son los arcturianos? Créeme, para
un vejestorio como yo, el ahora es solamente un período histórico más. Mejor será que consultes
a otra persona, Jim.
No. Los arcturianos son los primeros humanoides de origen inconexo que han aparecido en la
Galaxia. Inconexos con los humanos de la Tierra porque, aunque son mamíferos bípedos sin
pelo, tienen tres ojos, y seis dedos en cada mano. Una de sus hembras protagoniza actualmente
ese escándalo burlesco de «La estrella y la liga».
También en mis tiempos la policía hubiese pensado que no convenía quitar el ojo de un asunto
como éste dijo el Viejo Teniente, asintiendo . ¿Los arcturianos son telépatas?
No. Luego hablaremos de la telepatía. Los arcturianos están divididos en dos partidos: los que
quieren ingresar en la Unión Comercial y abrir sus planetas a naves espaciales extranjeras, entre
ellas las de la Tierra, el partido pacifista, en una palabra, y los que desean una política de estricta
no relación, que, hasta donde llega nuestra experiencia, conduce indefectiblemente a la guerra. El
partido belicista es, por un escaso margen, el más fuerte de los dos. Cualquier acontecimiento
puede desequilibrar la balanza.
¿Y ese delegado del partido pacifista vino tranquilamente a la Tierra y se dejó cepillar antes de
bajar de Chicago Alto?
Exacto. El asunto tiene mal aspecto, Sean. Parece que nosotros queramos la guerra. Los demás
miembros de la Unión Comercial miran ya con bastante escepticismo el pacifismo que puedan
encerrar las intenciones de la Tierra con respecto a toda la Galaxia. Para ellos, el asunto
arcturiano es una prueba. Dicen que aceptamos a los polarianos, a los antareanos y a los demás
porque su cultura y forma son tan diferentes a las nuestras. Dicen que no cuesta nada admitir en
teoría la igualdad con un abejorro, por ejemplo, y luego jugarle la mala pasada.
»Pero, preguntan nuestros críticos galácticos, ¿desearían, o estarían dispuestos a aceptar los
terrícolas la igualdad con una raza humanoide? ¿Sabe? A veces es más difícil reconocer que tu
propio hermano es un ser humano que darle el título a un campesino anónimo del otro lado del
globo. Dicen, sigo con nuestros críticos galácticos, que de puertas para afuera los terrícolas van a
trabajar por la paz con los arcturianos y, secretamente, van a sabotearla.
Incluso mediante el asesinato.
Eso es, Sean. Así que mientras no podamos colgar este asesinato a los extranjeros, y mejor, a
los extremistas del partido belicista arcturiano, algo que creo pero no puedo probar de ninguna
manera, correrá por la Unión el rumor de que la Tierra quiere la guerra, al tiempo que los
arcturianos terrofóbicos tendrán el camino labrado.
Dejemos el trasfondo, Jim. ¿Cómo se cometió el asesinato?
Permitiéndose una amarga sonrisa, el Joven Capitán dijo tristemente:
A pesar de que toda la Galaxia es un laboratorio de venenos y una tienda de armamento, a
pesar de lo disponibles que están los medios de disfrazarse y desvanecerse, los métodos de
aproximación repentina y de huida instantánea, y estoy seguro de que cualquier día de éstos nos
encontraremos con un criminal utilizando una máquina del tiempo, el asesinato se cometió con
un instrumento romo y su autor fue uno de los cuatro extranjeros domiciliados en el mismo
campamento que el miembro del partido pacifista.
»Es desagradable, ¿no crees?, imaginarse al pobre fulano atrapado por el tentáculo de un
pulpoide o por las pinzas de un marciano negro. Para ser francos, Sean, hubiese preferido que el
asesino fuese más delicado en su modus operandi. Me hubiese permitido dejar el asunto en
manos de los chicos de la ciencia.
Yo también me alegraba cuando podía delegar en los físicos corroboró el Viejo Teniente .
Es maravilloso lo que las luces coloreadas y el crepitar de los contadores Geiger hacen para
descargar la tensión de un vulgar policía. ¿Esos cuatro extranjeros que mencionaste son
telépatas?
Exacto, Sean. Oscuras personalidades, también. Matones a sueldo los cuatro, lo que complica
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