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jóvenes les han enseñado a culparme de todo lo malo, como si fuera un segundo
Satanás, o la mujer del Diablo, o alguna otra idiotez similar. Y, de vez en cuando, uno de
ellos trata de matarme. Es por esto por lo que soy tan quisquillosa en eso de las armas.
Él se la quedó mirando por un rato. La había estado estudiando detenidamente
mientras hablaba, tratando de hallar culpabilidad en ella, tratando de ver en ella al Diablo.
En Fénix, la gente había dicho cosas así de ella: que estaba posesa por el Demonio, que
primero se había vendido ella al Diablo, y que luego había vendido a la Humanidad. Que
había sido la primera en ir voluntariamente a la cama con un oankali, para convertirse en
su puta y luego seducir a otros humanos...
¿Qué es lo que dice tu gente de mi? preguntó ella.
Él dudó, lanzó una ojeada a Nikanj.
Que nos vendiste.
¿Por qué moneda?
Siempre había habido debate respecto a eso.
Por el derecho a quedarte en la nave o... por poder. Dicen que naciste humana, pero
que los oankali te hicieron igual a un construido.
Ella produjo un sonido que podría haber querido ser una carcajada.
Supliqué ir a la Tierra con el primer grupo al que desperté. Se suponía que debiera
haber ido con él, pero, cuando llegó la hora, Nikanj no me dejó. Dijo que, una vez nos
hubiésemos separado de los oankali, la gente me mataría. Y probablemente lo hubiesen
hecho. Y luego se hubiesen sentido virtuosos y vengados.
Pero..., eres realmente diferente: eres muy fuerte, y rápida...
Sí, pero eso no fue el modo en que me pagaron los oankali, fue el modo en que me
dieron un poco de protección. Si no me hubiesen cambiado un poco, alguien del primer
grupo me hubiera matado, mientras aún seguía despertando a la gente. En habilidad,
estoy situada entre los humanos y los construidos. Soy más fuerte y rápida que la mayoría
de los humanos, pero no tan fuerte ni rápida como la mayoría de los construidos. Cicatrizo
más rápido de lo que tú puedas hacerlo, y me recuperaría de heridas que a ti te matarían.
Y, naturalmente, aquí en Lo puedo controlar las paredes y alzar plataformas. Pero ésa es
una habilidad que se les da a todos los humanos que se asientan aquí. Y eso es todo.
Nikanj me cambió para salvarme la vida, y lo logró. En lugar de matarme a mí, mataron al
padre de Akin, el hombre con el que me había juntado..., con el que seguramente aún
seguiría. Uno de ellos lo mató. Los otros miraron como lo hacía, y luego siguieron
obedeciéndole.
Hubo un largo silencio y, finalmente, Tino dijo:
Quizá tenían miedo.
¿Es ésa la explicación que te han dado a ti?
No. No tenía ni idea de esa parte de la historia. Al contrario..., lo que había oído era
que... tal vez a ti no te gustaban los hombres.
Ella lanzó hacia atrás la cabeza en una terrible risa que le hizo estremecer.
¡Oh, Dios! ¿Quién hay en Fénix de mi primer grupo?
Un hombre llamado Rinaldi.
¿Gabe? Gabe y Tate. ¿Siguen juntos?
Sí. No sabía... Tate nunca dijo nada de haber estado allí con él. Supuse que se
habían juntado aquí, en la Tierra.
Yo los desperté a los dos. Durante un tiempo fueron mis mejores amigos. Su ooloi
era Kahguyaht... ooan Nikanj.
¿Qué de Nikanj?
El padre ooloi de Nikanj. Se quedó a bordo de la nave con sus cónyuges y tuvo otro
trío de niños. Nikanj le dijo que Gabe y Tate no abandonarían a los resistentes en un
cierto tiempo. Finalmente estuvo dispuesto a aceptar el talento de Nikanj, y no pudo
resignarse a buscarse a otros humanos.
Tino miró a Nikanj. Al cabo de un rato se alzó y fue hasta él, y se sentó delante.
¿Cuál es tu talento? preguntó.
Nikanj ni le habló ni dio muestras de darse cuenta de su presencia.
¡Hablame! exigió Tino . Sé que me oyes.
El ooloi pareció volver lentamente a la vida.
Te oigo.
¿Cuál es tu talento?
El ooloi se inclinó hacia él y tomó las manos del humano en sus manos de fuerza,
manteniendo enroscados sus brazos sensoriales. Extrañamente, el gesto le recordó a
Lilith. Era una forma de actuar muy propia de ella. De algún modo, no le importó que,
ahora, unas fuertes manos grises sujetaran las suyas.
Tengo un talento para los humanos le dijo con su suave voz . Me criaron para
trabajar con vosotros, me enseñaron a trabajar con vosotros, y me dieron como
compañera a una de vosotros en uno de mis períodos más formativos. Por un momento
se enfocó en Lilith . Conozco vuestros cuerpos, y algunas veces hasta puedo
anticiparme a vuestros pensamientos. Sabía que Gabe Rinaldi no podía aceptar una
unión con nosotros como lo deseaba Kahguyaht. Tate sí que podría haberla aceptado,
pero no iba a dejar a Gabe por un ooloi..., por mucho que desease a éste. Y Kahguyaht
no quiso simplemente quedarse con ella cuando los demás fueron enviados a la Tierra.
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