X


[ Pobierz całość w formacie PDF ]

entrenamiento telep�tico y por unirse a Barton en la lucha contra los paranoides Por su
parte, Barton tambien ansiaba alistar a Linc, pero le advert�a contra el peligro de moverse
demasiado pronto.
-Los paranoides no son tontos, Linc -le dijo-. No debemos subestimarlos. He
conseguido sobrevivir durante todo este tiempo porque soy como un cazador entrenado
para los grandes juegos. Mis reacciones son un poco m�s r�pidas que las suyas, y
siempre trato de maniobrar para situarles en una posición en la que la telepat�a no pueda
ayudarles. Si un paranoide se encuentra en el fondo de un pozo seco, puede leer en tu
mente la intención de descargar sobre su cabeza una carga de ladrillos... pero no puede
hacer gran cosa por evitarlo.
-�Tienes alguna noticia sobre Callahan? -preguntó McNey.
-Ni una sola palabra desde hace meses. Hay alg�n plan... quiz�s un gran impulso en el
campo de la propaganda, quiz�s el asesinato de tecnócratas clave. No s� lo que es. No
he podido leer las mentes que conocieran las respuestas correctas. Pero creo que pronto
va a pasar algo; eso es lo �nico que he conseguido descubrir. Tenemos que estar
preparados para ese momento. Tenemos que descubrir su código... o crear un código
propio. Siempre la misma canción, Darryl.
-Lo s� -dijo McNey, mirando fijamente el cielo azul y vac�o-. No hay mucho que te
pueda decir ahora, ni siquiera pensarlo. Ya s�, ya s�, la misma canción.
-Pero no has fracasado, �verdad? Dentro de pocas semanas puedes haber hecho
cosas muy importantes.
-Mirad este código -dijo entonces Linc-. He estado pensando que los Marginados
poseen una especie de código. Como �ste -imitó entonces algunos trinos y llamadas de
animales-. Nosotros sabemos lo que significa, pero nadie m�s lo sabe.
-Los Marginados no son tel�patas. Si lo fueran, tu código no ser�a un secreto durante
mucho tiempo.
-Supongamos que tienes razon. Sin embargo, me gustar�a poner manos a la obra
contra los paranoides.
-Ya tendras tu oportunidad -dijo Barton-. Pero, mientras tanto, el encontrar una nueva
arma para nosotros es tarea de Darryl.
-Ya lo s� todo al respecto -comentó McNey con aspecto de cansancio-. No hacen falta
m�s est�mulos, Dave, por favor.
-Tengo que hacer un trabajo hacia el sur -dijo Barton levant�ndose y frunciendo el
ce�o-. Te ver� cuando regreses, Darryl. Mientras tanto, cu�date. Si este asunto... sea cual
sea, estalla pronto, no corras ning�n riesgo. Eres vital para Nosostros, mucho m�s que yo
mismo.
Haciendo una inclinación de cabeza en dirección a Linc, se marchó. McNey
permaneció con la mirada fija, sin ver. Linc dudó un momento, planteó entonces un
pensamiento interrogativo y se encontró con un rechazo abstracto. Finalmente, se
marchó, bajando las escaleras.
No pudo encontrar a Alexa. Terminó por salir al jard�n, dirigi�ndose hacia el arroyo.
Sus ojos captaron entonces un brillo de color y se dirigió hacia �l.
Alexa estaba sentada sobre una roca. Ten�a abierta la cremallera de su ligero vestido
para permitir que la brisa la refrescara un poco. El calor era tan intenso que se hab�a
quitado la peluca y su cabeza pelada aparec�a brillante e incongruente, incompatible con
sus pesta�as y sus cejas postizas. Era la primera vez que Linc la ve�a sin peluca.
Instant�neamente, al captar su pensamiento, ella se levantó y comenzó a ponerse la
peluca. Pero su brazo se detuvo en medio del movimiento. Le miró, medio
interrogativamente, y �l vio cómo el dolor y la creciente comprensión surg�an en sus ojos.
-Póntela, Alexa -dijo Linc.
-�Qu� sucede ahora? -preguntó ella, mir�ndole fijamente.
-No es... no es...
Alexa se encogió de hombros y se volvió a colocar la peluca.
-Eso ha sido... extra�o -dijo ella, hablando deliberadamente en voz bastante alta,como
si no quisiera permitir que su mente se deslizara hacia los canales de la intimidad
telep�tica, donde se pod�a sentir el dolor de un modo tan inflexible-. Estoy tan
acostumbrada a que los Calvos sean... calvos. Nunca pens� antes que la vista pudiera
ser... -no terminó su pensamiento en voz alta; al cabo de un momento, anadió-: Tienes
que haberte sentido m�s desgraciado de lo que tu mismo admites. Si has sido
condicionado contra la visión de la calvicie hasta... hasta ese punto...
-No lo estaba -denegó Linc in�tilmente-. Yo no... t� no deber�as pensar...
-Est� bien. No puedes evitar reacciones que se encuentran tan profundamente
arraigadas como esa. Algun d�a cambiar�n los criterios de belleza. El no poseer pelo ser� [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • sklep-zlewaki.pev.pl

  • Drogi uĹźytkowniku!

    W trosce o komfort korzystania z naszego serwisu chcemy dostarczać Ci coraz lepsze usługi. By móc to robić prosimy, abyś wyraził zgodę na dopasowanie treści marketingowych do Twoich zachowań w serwisie. Zgoda ta pozwoli nam częściowo finansować rozwój świadczonych usług.

    Pamiętaj, że dbamy o Twoją prywatność. Nie zwiększamy zakresu naszych uprawnień bez Twojej zgody. Zadbamy również o bezpieczeństwo Twoich danych. Wyrażoną zgodę możesz cofnąć w każdej chwili.

     Tak, zgadzam się na nadanie mi "cookie" i korzystanie z danych przez Administratora Serwisu i jego partnerĂłw w celu dopasowania treści do moich potrzeb. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

     Tak, zgadzam się na przetwarzanie moich danych osobowych przez Administratora Serwisu i jego partnerĂłw w celu personalizowania wyświetlanych mi reklam i dostosowania do mnie prezentowanych treści marketingowych. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

    Wyrażenie powyższych zgód jest dobrowolne i możesz je w dowolnym momencie wycofać poprzez opcję: "Twoje zgody", dostępnej w prawym, dolnym rogu strony lub poprzez usunięcie "cookies" w swojej przeglądarce dla powyżej strony, z tym, że wycofanie zgody nie będzie miało wpływu na zgodność z prawem przetwarzania na podstawie zgody, przed jej wycofaniem.